La urgencia por recuperar los pulmones verdes urbanos, especialmente en grandes metrópolis caracterizadas por la alta contaminación y la densidad poblacional como Santiago de Chile, se ha convertido en un tema central para la salud pública y el bienestar humano. Una nueva tesis de Ingeniería Forestal aborda este desafío de manera directa, ofreciendo soluciones concretas para la restauración de ecosistemas esenciales que proveen servicios ambientales vitales.
El egresado Felipe Miguieles, de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, presentó con éxito su estudio de titulación centrado en la Reserva Natural Municipal Mawida. Este enclave, ubicado estratégicamente en la precordillera Andina de la comuna de La Reina, representa un tesoro biológico inmerso en un ecosistema mediterráneo que se encuentra bajo amenaza constante.
El estudio fue guiado por la académica Karen Peña, y su enfoque se centró en el bosque de tipo esclerófilo presente en la reserva, un ecosistema de alto grado de endemismo y biodiversidad. No obstante, este valioso patrimonio natural presenta un deterioro estructural y funcional significativo, agravado por diversos factores antrópicos (humanos) y los efectos del cambio climático.
La tesis de Miguieles subraya que la silvicultura no es solo una disciplina de aprovechamiento, sino una herramienta clave para la restauración ecológica. El principio es simple: aplicar tratamientos técnicos específicos que favorezcan la regeneración natural, mejoren el estado fitosanitario de los árboles y aumenten la resiliencia del ecosistema ante futuras sequías o perturbaciones.
El objetivo principal del estudio fue doble: primero, caracterizar las formaciones vegetales dominadas por las especies Litre (Lithraea caustica) y Quillay (Quillaja saponaria) en la Reserva Mawida; y segundo, formular propuestas silviculturales detalladas diseñadas específicamente para la restauración de estas áreas degradadas.
La caracterización se llevó a cabo utilizando el riguroso método de la Carta de Ocupación de Tierras (COT), complementado con un diagnóstico fitosanitario exhaustivo. La reserva, con una superficie total de 156 hectáreas, no solo alberga Litre y Quillay, sino también especies de alto valor de conservación como el Guayacán (Porlieria chilensis), clasificado como vulnerable a nivel nacional.
A través de esta metodología, Miguieles identificó y cartografió 13 unidades cartográficas homogéneas distribuidas en cerca de 95,7 hectáreas. Las principales formaciones boscosas encontradas fueron: bosque muy abierto, bosque abierto y bosque semidenso, además de matorral arborescente semidenso, revelando la heterogeneidad y el nivel de fragmentación del ecosistema.
Los resultados del diagnóstico arrojaron una cifra alarmante: el 63% de las unidades cartográficas homogéneas analizadas presentaron un estado fitosanitario calificado entre "Malo" y "Regular". Para estas áreas críticas, el estudio definió tratamientos silviculturales de transición e intermedios, enfocados en la recuperación prioritaria del Quillay y el Litre.
Además de las podas sanitarias, de formación, limpias y la corta de vástagos propuestas para todas las unidades, la tesis sugiere una estrategia de enriquecimiento para las formaciones más deterioradas (bosque abierto y muy abierto). Esto se realizaría mediante plantación en formato de bosquetes, con especificaciones detalladas para asegurar el establecimiento y el desarrollo de las nuevas plantas.
El rigor del trabajo fue validado por una destacada comisión evaluadora compuesta por el profesor Juan Caldentey, el académico Andrés Plaza y el profesor Julio Torres. Finalmente, como medidas complementarias para la gestión futura de la reserva, Miguieles sugiere la creación de un vivero propio, la realización de acuerdos con actores claves del territorio y la implementación de un sistema de alerta temprana ante incendios forestales, asegurando así la sostenibilidad a largo plazo de este valioso ecosistema metropolitano.
