La Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile vivió un emotivo encuentro en el auditorio Jorge Gilchrist del Pabellón Arauco, donde se rindió un sentido homenaje a tres ilustres miembros de su comunidad que, lamentablemente, nos dejaron durante el presente año.
El profesor Antonio Vita, reconocido por su dedicación y pasión por la investigación forestal, fue recordado con afecto y admiración. Sus contribuciones no solo marcaron la academia sino también el corazón de aquellos que tuvieron el privilegio de trabajar a su lado y de los cientos de profesionales que formó.
Otro pilar de la facultad, el profesor Guillermo Julio, fue homenajeado por su entrega inquebrantable a la formación de nuevas generaciones de profesionales forestales. Su legado perdurará en la memoria de colegas y estudiantes, quienes reconocen su valioso aporte al desarrollo de la disciplina.
La ceremonia también rindió tributo a la secretaria Maritza Ponce, cuya labor incansable y cálida disposición dejaron una huella imborrable en el corazón de todos quienes compartieron con ella en la facultad. Su contribución no solo fue administrativa, sino un testimonio de compromiso y amor por la comunidad.
La instancia, contó con la presencia de las principales autoridades de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la U. de Chile, como el Decano Prof. Horacio Bown, el Vicedecano, Prof. Roberto Garfias, el Director de Investigación, Prof. Juan Pablo Fuentes, la directora de Postgrado, Prof. Claudia Cerda y la Directora de Extensión, Prof. Rosa Scherson, quien ofició como maestra de la ceremonia. A ellos se sumaron los directores de Departamentos, encargados de Laboratorios, funcionarios y funcionarias y estudiantes en general.
“Esta conmemoración que recuerda a los profesores Antonio Vita, Guillermo Julio y a la secretaria Maritza Ponce es muy significativa para la Facultad (…) ellos hicieron una tremenda contribución por decenas de años y contribuyeron a la formación de cientos de profesionales. Cada uno de ellos va a seguir viviendo en cada uno de nosotros con su recuerdo”, destacó el decano Horacio Bown tras la ceremonia.
Además, el evento contó con el repertorio musical de Nicolás Bustos Muñoz, guitarrista y compositor y de Diego Soto, artista e ingeniero forestal de nuestra Facultad quienes deleitaron al público con diversas interpretaciones musicales en memoria de los homenajeados.
Familiares, colegas y estudiantes se unieron para recordar, con respeto y gratitud, la trayectoria y legado de estos seres queridos. La emotiva ceremonia no solo fue un espacio de despedida, sino una oportunidad para celebrar las vidas de quienes dedicaron su tiempo y energía a enriquecer el entorno académico y estudiantil.
“Sí, sí… pero no”
“Yo creo que el principal legado que Antonio dejó es su conocimiento. Hasta el día de hoy recibo consultas por sus libros, porque lo que él escribió hace treinta o cuarenta años atrás, tiene mucha repercusión por el cambio climático”, es lo primero que dice Laura Ugalde, secretaria de la Unidad de Admisión de la Facultad, rememorando a quien fuera su pareja por muchos años, y que hasta hoy es recordado por su trayectoria profesional ligada a los bosques de todo Chile. La funcionaria estuvo presente en la ceremonia y recordó a Teresa y Jorge Vita, hermanos del fallecido profesor y a sus primas queridas Walli, Mónica e Irene Diez.
“Recuerdo su planificación para sus salidas a terreno, si había que salir a las 9 de la mañana, los chicos a esa hora ya estaban arriba del bus para salir (…) Antonio, era un personaje. Con una memoria increíble y que le gustaba el cine y la música”, describe la funcionaria, quien lleva más de 30 años vinculada a “Forestal”.
“Tuve un pololo durante 28 años de mi vida”, cierra Ugalde, conocida como “Laurita”.
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“Es fundamental este tipo de homenajes. Hay que pensar que uno está a lo menos 8 horas al día… un tercio del día… Un tercio de la vida uno está instalado acá en la Universidad (...) es parte de la familia de cada uno. Cuando fallece una persona, no hay vuelta atrás y queda el espacio que deja, no porque sea un funcionario, sino que aquel (espacio) que es emotivo, su solidaridad, su compañía…”, destaca el Profesor Patricio Corvalán. Y agrega que “cada una de las tres personas (homenajeadas) son independientemente importantes. Son personas a las que vi durante toda mi vida”.
Durante la ceremonia, el discurso dedicado al profesor Antonio Vita estuvo a cargo del profesor Corvalán. En sus emotivas palabras recordó a quien fue por años un “leal compañero de trabajo” y con quien compartió salidas a terreno, proyectos, clases, la formación de profesionales y el Departamento de Gestión Forestal y su Medio Ambiente, donde tenían sus oficinas a un pasillo de distancia. Incluso, recordó con risas a quien fuera su profesor hace casi medio siglo y aquella nota, no tan buena, que le puso al tener un criterio diferente durante un trabajo en terreno.
“Yo fui alumno de él”, recuerda el profesor Corvalán. Destaca que Antonio Vita, fue un extraordinario técnico en su área, profesor de Silvicultura, y que “te enseñaba el Abecedario forestal (…) cómo actuar en los bosques; cómo regenerarlos, su fundamentación, su formación... Eso es lo que hacemos los forestales”.
Sin embargo, Corvalán destaca principalmente su “parte humana”. El director del Departamento de Gestión Forestal y su Medio Ambiente recuerda que una vez desarrollaron un trabajo a un monje cerca de la comuna de Constitución hace casi 40 años. “(El monje) nos solicitó una pequeña misión, con el permiso del decano de la época fuimos Antonio Vita, Julio Peralta, Carmen Luz de Maza y yo. Conversando con este monje, me dice, ‘Me impresiona el profesor Vita (...) no he visto persona más traslúcida que él. Es cosa de mirarlo a los ojos para darse cuenta de que no puede ocultar nada’”, comenta el profesor Corvalán.
Como una persona tremendamente respetuosa, muy “a la antigua”, formal; brutalmente austero y equilibrado. Estas, son las palabras con que define Patricio Corvalán a Antonio Vita. “Era un hombre fundamental”, dice.
“Sí, sí… pero, no. Fue muy clásico de él. Su manera de ser era tal que nunca tomaba decisiones si es que no estaba muy bien informado. Era una manera elegante de resolver las conversaciones”, cierra Corvalán.
Un hombre forestal
“Fui testigo de la pasión que sintió mi papá por su carrera, la actividad docente y la investigación”, dice Marcela Julio, hija del profesor Guillermo Julio Alvear, quien estuvo presente durante la ceremonia junto al resto de su familia.
“Es algo muy reconfortante (...) darse cuenta de que la misma Facultad por la que trabajó, le retribuye de esa manera su entrega es algo muy bonito”, dice Julio. Y añade que: “Con el tiempo me he convertido en académica e investigadora y me he podido dar cuenta que uno dedica mucho tiempo a estas labores. Sentir que te devuelven tanto cariño, es una cosa muy linda”.
“(Su trabajo) nosotros lo veíamos desde dentro. En la casa teníamos cuadernos y jockey de Forestín. Para nosotros era algo muy natural y después uno empieza a crecer y a darse cuenta de que detrás de todo esto hay un grupo de personas y uno de ellos era mi papá”, detalla Marcela Julio, quien es académica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).
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Durante la ceremonia, las palabras que recordaron al profesor Guillermo Julio estuvieron a cargo de la ex decana y actual senadora universitaria de nuestra Facultad, Prof. Carmen Luz de la Maza. En la ocasión, la académica recordó el trabajo de más de 50 años que, con visión y profesionalismo, logró alcanzar el fallecido profesor.
En sus palabras, De la Maza retrató a un formador insigne de profesionales, un apasionado por la labor forestal y un hombre visionario pero pragmático, que supo abordar problemáticas con soluciones que, con el paso de los años, se transformaron en pilares fundamentales de políticas públicas que hasta el día de hoy tienen impacto.
Sus contribuciones al desarrollo de los Sistemas de Manejo del Fuego datan de 1967, cuando en ese año el Ministerio de Agricultura consideró y aprobó su propuesta de desarrollo titulada “Plan Nacional de Protección contra Incendios Forestales”, lo que condujo a la creación de la primera unidad técnica en la materia en Chile, bajo la tutela de la División Forestal del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), la que dirigió entre 1967 y 1970.
El año 1970 fue nombrado director de la Corporación de Reforestación, desde donde participó como fundador de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), en la cual ejerció el cargo de director ejecutivo durante los años 1972 y 1973. Luego, en 1990, se desempeñó como director del Instituto Forestal (INFOR).
El “maestro” Guillermo Julio fue decano de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza entre 1998 y 2006.
“Una no le toma el peso a la labor que tuvo él y lo hemos ido aprendiendo de otros lados porque él era una persona muy modesta”, complementa Marcela Julio. “El formó que personas que se preocupa de la formación de profesionales”, dice Julio. Sus alumnos no solo aprendieron a investigar y ser ingenieros forestales, sino que adoptaron de ellos tienen que pasar la posta”, cierra la Marcela, hija del profesor Guillermo Julio sobre lo que considera el principal legado que dejó durante su larga trayectoria profesional.
Alegría eterna e incomparable
La recuerdo en dos ámbitos, primero en la laboral donde primero fuimos compañeras y después amigas, donde destaco su solidaridad (…) ella estaba muy preocupada si había algún compañero, sea funcionario, estudiante o académico que necesitara algo, si había que acompañarlo a hacer un trámite médico, si estaba hospitalizado lo iba a ver; la que si había que hacer una colecta lograba sacar hasta la última moneda al que se resistía…”, dice Catherine Rivera, trabajadora social de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la U. de Chile.
Catherine, compartió años con Maritza. Por su trabajo vieron en el trabajo colaborativo y de cercanía una forma de mostrar su esfuerzo y preocupación en el día a día. “Siempre llegaba con una sonrisa, siempre era bienvenida”, remarca Rivera. Y agrega que “Esas características de ella, la hicieron muy conocida, no solamente en Forestal”.
Alegría, risa y carisma. Con esas palabras la mayoría de las y los presentes en la ceremonia recordaron Maritza. Asistente social de nuestra Facultad, que con una sonrisa en la boca, simpatía radiante, y sus característicos tacones trabajó por años dedicando su esfuerzo por sus compañeras y estudiantes.
“Le gustaba imitar a Cecilia. Show que había, del día de la Secretaría, del Trabajador la ‘Mari’ estaba haciendo sus bailes de Cecilia. Sus tacos, su pelo crespo, su sonrisa permanente, los labios pintados rojos son cosas que fueron su característica hasta el último día”, cierra Catherine, su compañera de trabajo de tantas jornadas.
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El discurso con el que se recordó a la secretaria Maritza Ponce estuvo a cargo de la coordinadora de la Escuela de Postgrado de la Facultad, Yorka Torres. Así, la fallecida funcionaria fue recordada como una compañera de toda la vida, que con su alegría contagiosa inundaba los pasillos de la Facultad. Se la rememoró como Cecilia, su gran ídola de toda la vida. Como Maritza “la incomparable”.
A través de anécdotas, discursos y momentos de reflexión, la comunidad compartió el profundo impacto que estas tres personalidades dejaron en la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza. Aunque su ausencia física se siente, su influencia perdurará en la institución como una nostálgica fuente de inspiración y ejemplo a seguir para las futuras generaciones.