En las alturas de Malleco

En las alturas de Malleco: Homenaje en 180 palabras a Antonio Vita

Don Antonio

En la Reserva Nacional de Malleco, esa que está cubierta de un mosaico de colores irradiados desde las copas y fustes de miles de árboles, observo el pausado ascenso del profesor. Lo siguen decenas de compañeras y compañeros, algunos a paso ligero, otros atrás embelesados por la mezcla aromática de frutos, hojas y humedad. La mayoría de nosotros con ropa de terreno. El profesor, como contrapunto, aperado con un particular vestuario; un impermeable de gabardina, -un clásico de la sastrería inglesa-, y un paraguas. Esa notable distinción daba a entender la esencia de Don Antonio; un profesor pausado, con una memoria virtuosa, de buen trato y que manejaba los tiempos, distancias y espacios de manera metódica y armoniosa, brindando así una enseñanza excepcional; esa que asocia conocimiento, respeto e integridad. De esta imagen han pasado más de tres décadas. Ahora, ante su reciente partida material, lo imagino en el norte, caminando entre puyas, guayacanes y tamarugos y por supuesto en el sur, entre lengas, araucarias y raulíes, explicando y enseñando, caminando sutilmente en la niebla del otoño.

El profesor Antonio Vita

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