El momento actual de la Industria de Celulosa y la Ingeniería Forestal en Chile

El momento actual de la Industria de Celulosa y la Ingeniería Forestal

Chile es un país forestal, no se puede discutir. El último censo forestal arroja una cifra de más de 13 millones de hectáreas de tierras forestales en el territorio nacional.

Nuestro país ha sido muy sabio. A partir de los '70, en materia forestal le dio principal prioridad a las plantaciones. Creó el decreto 701, que permitió que en un plazo de poco más de 30 años el país dispusiera de más de 2,6 millones de hectáreas de este recurso. Distintos planes de desarrollo, generados por el sector privado, han hecho de este país un productor de bienes forestales, que participan en el mercado mundial con alrededor del 1,3 a 1,9 % de las colocaciones.

De esta forma, gracias a sus plantaciones, el país deja de una forma privilegiada los otros recursos forestales - bosques nativos - para el turismo, el manejo del recurso hídrico y la mantención de la biodiversidad, como una riqueza de la cual pocos países en el mundo pueden preciarse.

La industria de celulosa y papel comenzó en los inicios del siglo pasado con una pujante industria de papel en Puente Alto, eran los comienzos de las actuales Empresas CMPC, después Valdivia, Laja, Nacimiento, Angol y Maule. El complejo Arauco y Constitución basó su desarrollo en dos plantas creadas, gracias a CORFO, en la década de los '70 para desarrollar dos regiones económicamente deprimidas, como eran Arauco (VIII Región) y Constitución (VII Región), traspasadas al sector privado en la década de los '80, se fijó como objetivo principal convertirse en la primera industria de celulosa en el mundo. Posteriormente se han agregado Lincancel, Valdivia y Nueva Aldea. Todos estos complejos, bajo la forma de Complejos Integrados, han buscado hacer un óptimo aprovechamiento de la materia prima y en esto sí los Ingenieros Forestales han tenido un importante rol y aporte.

En los años '80, la Organización Mundial del Comercio acordó ciertos valores de contaminación admisibles para que nuevos complejos industriales fueran autorizados para su funcionamiento. Hubo ciertos países como Alemania y Canadá que optaron por la vía de otros tipos de pulpaje (mecánico, termomecánico y químicotermomecánico) para evitar contaminaciones, la otra gran mayoría aprobó ciertas normas (Dinamarca, Suecia, Noruega, Brasil, España, Chile, entre otros).

Para aprobar cualquier proyecto de inversión, expansión o iniciación, éste debe cumplir normas de producción que dicen relación con los impactos que produce en el medio ambiente. De esa forma se han aprobado proyectos como los señalados precedentemente. Las plantas están certificadas, normas ISO 9000, 14.000 y próximamente 18000.

Hemos presenciado en las últimas semanas distintos episodios que podrían hacer pensar un cierto dejo de las empresas en lo relacionado con el medio ambiente, en especial, el último sobre el río Mataquito que afecta al complejo Arauco y Constitución. ¿Lo obrado corresponde efectivamente a una operación concertada? Evidentemente que no.

Una planta de celulosa consta de cuatro complejos principales: producción de celulosa propiamente tal, recuperación de reactivos químicos (casi en un 98.5%), generación de energía y tratamiento de aguas. Una planta maneja, entre otros, más de 60.000 válvulas, más de 100.000 elementos de conexión, más de 6.500 bombas, la mayor parte automatizados. Sólo a modo de ejemplo, la planta Arauco comenzó su producción a comienzos de los '70, con más de 1200 técnicos para 110.000 toneladas de producción, hoy produce más de 700.000 toneladas al año, con un poco menos de 440 técnicos, debido al alto grado de automatización.

El complejo Arauco posee una de las pocas empresas dedicadas exclusivamente a la Investigación en el sector forestal, Bioforest, ha apoyado más de 5 grandes proyectos en el área de la biotecnología, incluida la de bioupulpaje, con aportes de más de 6 millones de dólares en los últimos 4 años. Como apoyo a todas las medidas de protección del medio ambiente, en especial hídricas, ha aprobado proyectos conjuntos para todas las plantas por más de 246 millones de dólares en los últimos 3 años. Paralelamente, se han acatado todas las normas y medidas impuestas por la autoridad respectiva. Tenemos confianza en que este problema se solucionará, se han constatado nuevas realidades y servirán para un mejor rodaje de las plantas.

Para el futuro próximo, se espera una producción armónica con el medio ambiente, en que los profesionales de la industria, el sistema administrativo y de control estatal, las universidades y la sociedad toda, interactúen para que la industria de celulosa conviva adecuadamente, como históricamente lo ha hecho y siga apoyando el desarrollo económico y social del país.

 

Javier González Molina
Decano
Facultad de Ciencias Forestales
Universidad de Chile

 

Santiago, 18 de junio, 2007

 

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