Con motivo de la celebración de los diez años de vida de la Universidad Jesuita Alberto Hurtado y en el marco del inicio académico, el rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez, realizó una clase magistral en el aula magna de esa casa de estudios en donde entregó su visión sobre el rol de la Educación Superior en el siglo XXI.
Al respecto, el rector de la institución jesuita, Padre Fernando Montes, expresó su convicción de que la enseñanza superior debe ser enfocarse a resolver los grandes problemas de país y generar vocación de servicio. En ese contexto, resaltó la voluntad de diálogo de su universidad para aprender con humildad de la comunidad.
"Nuestro país está sumido en un clasismo, con divisiones tan profundas, que hace difícil pensar en una nación con movilidad social y oportunidades para todos". En ese sentido quiso revivir en su discurso la misión de la Universidad Alberto Hurtado hacia el servicio público, destacando que más del 70 por ciento de sus estudiantes provienen de colegios subvencionados y municipales.
Reencontrarse con la educación
"Parecen haber olvidado (las instituciones universitarias) que su existencia misma tiene sentido y se preserva en la educación" especificó el Rector Pérez al observar la paradoja entre el inicio o formación de las mismas y el actual "descuido en el cultivo riguroso de las disciplinas de la educación, con la consiguiente desatención de los programas de formación de profesores de calidad". En ese marco puso su enfoque en la deuda en que se encuentran las Corporaciones de educación superior respecto al aporte que de ellas se espera en la definición y análisis de las políticas públicas en educación.
Luego de analizar el pensamiento que hay sobre la educación y cómo ésta tiene que ver con la complejidad de la vida humana, Víctor Pérez llama a enfatizar la concepción humanista de la Universidad, en el entendido que el quehacer académico se enmarca en el individuo como objeto protagónico de la búsqueda de la verdad.
 |
| En su clase el Rector Pérez dijo que "la universidad pretende que el hombre y la mujer universitarios puedan entender en común el mensaje del saber y de la vida". |
En consecuencia, "la universidad pretende que el hombre y la mujer universitarios puedan entender en común el mensaje del saber y de la vida, que aprendan a comunicarse, convivir y cooperar con los demás, y a ser capaces de convertir sus ideas en acción", precisó.
Bajo esta inspiración humanista, el rector sostiene que la universidad debe postular la libertad y la independencia del espíritu humano, "y expresar sin ambages su decisión de defender la justicia y promover la tolerancia en la sociedad". Con hombres y mujeres -agregó- formados en los principios e ideales humanistas, se generarán las condiciones para comprender, vivir y acrecentar los valores permanentes de la cultura, favoreciendo el desarrollo de la comunidad nacional. "Estarán capacitados para participar conscientemente en la construcción de una sociedad libre, justa y democrática que asegure la igualdad de oportunidades para todos, sin privilegios", explicó.
Un campo en disputa
Recordando las movilizaciones estudiantiles durante 2006, el rector ejemplificó su idea de la urgencia por reencontrarse con la educación, pues consideró que estas se habrían evitado si las instituciones de educación superior hubieran estado a la altura de lo que se esperaba de ellas en este campo.
Repasó la historia de los movimientos sociales de nuestro país, "cargados de motivaciones políticas-partidistas y otras estrictamente reivindicativas de beneficios sociales". Sin embargo, se detuvo a reflexionar sobre el fenómeno reciente de los estudiantes secundarios, quienes revelaron que a los ciudadanos del siglo XXI ya no les basta el acceso al sistema escolar, sino que se encuentran en una etapa posterior donde exigen estándares de calidad para garantizar el derecho de la educación. Esta evolución social "nos muestra hasta qué punto la demanda por igualdad en la educación palpita en la sociedad chilena".
Educación Pública
En materia de educación pública, Víctor Pérez señaló que es deber del Estado imponer ciertas exigencias adicionales a las instituciones, "como por ejemplo, que se satisfagan ciertos estándares de calidad, que no haya prácticas discriminatorias hacia los alumnos o sus familias, y que se busquen y promuevan ciertos objetivos educativos considerados socialmente deseables". Dijo estar conciente que estas entidades no están siempre a la altura de este mandato y señaló que la aceptación de estándares de mediocridad en el trabajo de estas corporaciones "es una renuncia a la misión para la que fuimos creadas".
Agregó que las instituciones estatales deben promover el desarrollo de proyectos educativos considerados de interés común y que inviertan en áreas del conocimiento cuyo valor privado actual puede ser muy bajo, pese a tener un alto potencial futuro. Asimismo, trabajar áreas como las artes, humanidades o ciencias sociales, que pese a no satisfacer criterios de rentabilidad económica, son consideradas esenciales para el desarrollo cultural y social de un pueblo: "Puedo dar testimonio de lo difícil, pero al mismo tiempo irrenunciable de esta misión", concluyó.