El megaincendio de Viña del Mar-Quilpué del mes de febrero del 2024 dejo en evidencia la falta de planificación y diseño urbano en una interfaz urbano-forestal (bosque nativo y plantaciones exóticas) altamente poblada. En el epicentro del área afectada se encontraba la tercera población más grande de palma chilena (Jubaea chilensis, Arecaceae) a nivel nacional (sector El Salto y Rodelillo) con 6.061 individuos adultos. En febrero de 2022, otro incendio de gran magnitud devastó el 27% del palmar, principalmente individuos de más de 500 años.
La palma chilena, una de las pocas palmeras extratropicales en el mundo, es una especie monoespecífica endémica de ecosistemas con clima mediterráneo en Chile central y es considerada un paleorelicto de los bosques subtropicales del periodo terciario. La palma chilena ha sido históricamente explotada para la obtención de savia para producir un jarabe muy apreciado y de interés comercial (“miel de palma”). A diferencia de palmas de otras latitudes, cuya savia se puede extraer sin sacrificar el individuo completo, la palma chilena fue talada intensamente para este propósito desde la época colonial hasta mediados del siglo XX, cuando finalmente se promulgó la ley que prohibió la tala. En las últimas décadas la palma chilena ha seguido disminuyendo en número y área. Se estima que las 120.000 palmas que existen en la actualidad representan aproximadamente el 2.5% de la abundancia de principios del siglo XIX. El rápido retroceso de su hábitat se debe, no solo a la sobreexplotación de los frutos (“coquitos”) y depredación de roedores exóticos (Rattus rattus) y nativos (Octodon spp.), sino que también, al cambio de uso del suelo y los incendios forestales, en la ya casi inexistente y difusa frontera entre lo urbano (campamentos) y lo silvestre (palmares).
Considerando que esta especie icónica de Chile central está al borde del colapso, enfrentando amenazas persistentes incluso dentro de jardines botánicos y reservas (de hecho el último incendio en Viña del Mar también destruyó el 90% del Jardín Botánico Nacional, que albergaba una importante población de palma chilena), hacemos un llamado a los organismos competentes del estado para avanzar de forma urgente en la implementación de medidas que garanticen la preservación y conservación de esta especie y su hábitat. Una de las medidas que podrían tener efectividad a corto plazo es la aprobación del proyecto de ley propuesto en 2021 que declara a la palma chilena como un "Patrimonio Natural"; así como también, elevar el estado de clasificación de la especie de "En Peligro" (DS16/2020 MMA) a "En Peligro Crítico", y realizar una reevaluación de la Lista Roja de la UICN debido a la subestimación de las amenazas y el riesgo de extinción.
El reconocimiento legal de la palma chilena como patrimonio natural permitiría avanzar en la implementación de políticas sancionatorias por quema intencional de áreas contiguas a palmares y mayor regulación y exigencias en la certificación para la extracción de frutos con fines comerciales. Como académicos y académicas de una Facultad que tiene como uno de sus ejes centrales la conservación de la naturaleza, hacemos un llamado urgente a fortalecer las políticas de conservación de la palma chilena y la restauración de su hábitat, para garantizar el acceso al patrimonio cultural y natural de las generaciones futuras.
*El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad del autor o autora y no representa necesariamente la visión de la Facultad de Ciencas Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile (FCFCN). |