Líder de organismo que cumple 30 años trabajando por el bosque nativo

Pablo Parra, presidente AIFBN: “Nuestro objetivo es la implementación de nuevo modelo forestal”

Pablo Parra (AIFBN): “Nuestro objetivo es un nuevo modelo forestal"

El ingeniero forestal de la U. de Chile y presidente de la AIFBN, Pablo Parra.El profesional titulado de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile, fue elegido recientemente como presidente de la Agrupación de Ingenieros Forestales por Bosque Nativo (AIFBN), y cuyo vicepresidente es el académico de nuestra Facultad, Sergio Donoso. En esta entrevista, el profesional vislumbra el horizonte del organismo que busca una nueva regulación forestal a nivel nacional considerando a todos los actores; apunta a lo desactualizadas que están las actuales normas y cómo su mejora el desarrollo del país en un contexto de cambio climático y mega sequía.

¿Cuáles son los objetivos que ustedes tienen durante este período como directiva de la AIFBN?

Queremos posicionar en el debate que Chile debe promover el manejo forestal sustentable de nuestros ecosistemas nativos, y que todos los sectores deben ser responsables de su protección, ya que eso corresponde a una respuesta directa y necesaria frente a la crisis climática. Hoy vemos con preocupación como se ha tergiversado el concepto de manejo forestal, generando una imagen errónea de que es algo dañino para los ecosistemas. El manejo forestal es algo mucho más amplio que la tala rasa, que es el método de cosecha aplicable a plantaciones forestales exóticas en la industria forestal. A través del manejo se planifican cronológicamente las intervenciones en un ecosistema forestal, siempre tomando como principio fundamental la ecología del ecosistema que se intervendrá. Se apunta a la provisión permanente de bienes y servicios ecosistémicos, y que después de las intervenciones que se realicen el ecosistema continúe regenerándose, sin comprometer la biodiversidad, la protección de suelos y reservas de agua. Con el manejo forestal, los bosques y formaciones xerofíticas no solamente pueden mejorar su condición ante una condición de degradación, sino que además se reducen amenazas generadas por el cambio climático y se contribuye a mejorar la economía local de comunidades rurales.

No obstante, este objetivo que se plantea está dentro de otro que consideramos fundamental para el desarrollo del país: la implementación de un nuevo modelo forestal. Esta propuesta se ha venido trabajando desde hace más de 10 años en la AIFBN, y ha sido socializada con diferentes actores. Lo que busca es transitar hacia un nuevo modelo y paradigma forestal en Chile. En un escenario de cambio climático, el modelo forestal debe impulsar el ordenamiento territorial y el manejo forestal sustentable a escala de paisaje, lo que contribuirá a reducir la vulnerabilidad social y el riesgo climático. A través de este modelo se debe instalar como principio avanzar hacia la equidad social, el resguardo ambiental y el mejoramiento de economía local y familiar en sectores rurales. 

Según su visión y a modo de diagnóstico: ¿Cuál es el estado del bosque nativo Chile en la actualidad?

El bosque nativo y formaciones xerofíticas se encuentran en escenario crítico, de permanente riesgo, y si no se toman medidas de forma inmediata, el daño puede ser irreversible. Por una parte, tenemos factores que inciden en la destrucción de ecosistemas, como los incendios forestales y el cambio de uso de suelo por proyectos inmobiliarios, agrícolas, energéticos, mineros y de obras públicas. Si bien, la legislación exige reforestar cuando una cobertura boscosa es eliminada, lo que se está haciendo derechamente es cambiar bosques establecidos por plantaciones que no sabemos si lograrán establecerse producto de los efectos del cambio climático, especialmente en la macrozona norte y centro. No sabemos si esas plantaciones lograrán aportar bienes y servicios ecosistémicos en el futuro. Para las formaciones xerofíticas no se ha exigido reforestación, pero producto del dictamen a contraloría que presentó la AIFBN ese escenario está cambiando. No obstante, el problema sigue siendo el mismo, reemplazamos vegetación establecida por nueva que no sabemos si sobrevivirá a las amenazas antrópicas y a los efectos del cambio climático.

Claudio Donoso Zegers (al centro), fue uno de los fundadores de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo en 1993. Por otra parte, tenemos la degradación, que es propiciada principalmente por acciones antrópicas, como la corta sin criterios de manejo (corta ilegal), el tráfico de cactáceas, invasión de especies exóticas, inclusión de ganadería dentro de bosques y formaciones xerofíticas, entre otras. La degradación corresponde a un deterioro del ecosistema, y si los factores de amenaza no son controlados, se puede arriesgar la biodiversidad y la capacidad de entregar bienes y servicios ecosistémicos para el futuro. Una herramienta idónea para frenar la degradación es el manejo forestal a largo plazo, el que por supuesto contempla la silvicultura basada en la ecología del ecosistema nativo. Sin embargo, el manejo forestal para bosque nativo y formaciones xerofíticas no ha sido tan respaldado por el Estado a diferencia de las plantaciones forestales exóticas. El Decreto Ley N°701 entregó incentivos que fueron dirigidos mayoritariamente a grandes grupos empresariales con subsidios de aproximadamente el 75% de los costos (actualmente no hay incentivos vigentes). En cambio, la Ley de Bosque Nativo, dirigida a pequeños(as) productores(as), agricultores(as) y ganaderos(as) con bosques y formaciones xerofíticas, con sus incentivos vigentes solo se alcanza a financiar el 40% de los costos reales. En el caso de formaciones xerofíticas, solo se bonifican las de alto valor ecológico, mientras que el resto se desestima.

Con el Decreto N°701 se generaron más de 2,5 millones de hectáreas de plantaciones y grandes extensiones de monocultivos en beneficio directo de la élite empresarial, con costos ambientales y sociales que se arrastran en los territorios del centro-sur de nuestro país. En cambio, a 15 años de la promulgación de la Ley de Bosque Nativo, sólo se han financiado proyectos de manejo forestal por menos de 40.000 hectáreas, mientras que para formaciones xerofíticas no hay registros de superficie manejada. En contraste con la superficie manejada, ¿Cuánta superficie de bosque nativo y formaciones xerofíticas se está degradando y está siendo destruida anualmente? Además de los bajos incentivos, para acceder a bonificaciones el proceso de postulación y evaluación de los proyectos está cargado de una gran cantidad de burocracia, lo que en muchos casos genera el abandono del manejo forestal.

¿Cuál diría usted que es la principal urgencia respecto del cuidado o protección del Bosque Nativo en nuestro país? ¿Cuáles serían las eventuales soluciones que ustedes vislumbran?

Un gran problema de este país es que se promueve el sectorialismo ambiental. Es decir, CONAF y el Ministerio del Medio Ambiente (MMA) deben preocuparse de proteger al medioambiente, pero cuál es la responsabilidad que tienen los demás sectores. Sabiendo que las principales amenazas a ecosistemas nativos provienen de proyectos inmobiliarios, habitacionales, energéticos, mineros, agrícolas, etc, ¿qué medidas están tomando otras carteras ministeriales y privados para reducir esos riesgos? ¿Qué relevancia le está dando el parlamento a la revisión de la normativa que promueve la productividad e inversión frente a una frágil regulación ambiental?

En Chile debe instalarse un nuevo modelo forestal, y este modelo no debiese ser discutido de manera sectorial, sino con todos los actores territoriales involucrados con los bosques nativos y formaciones xerofíticas. A través de este modelo debiese instalarse una estrategia nacional que avance en el manejo forestal en zonas de alta vulnerabilidad donde hay presencia de bosques nativos y formaciones xerofíticas, con el objetivo de aumentar la capacidad de resiliencia a eventos climáticos extremos a escala de paisaje. La protección del paisaje natural también debe ser una obligación para otros sectores, porque es una responsabilidad demasiado grande para que sea asumida sólo por dos servicios. La seguridad nacional y reducir la vulnerabilidad de la población mediante la protección de ecosistemas nativos debiese ser una prioridad política. Los hechos recientes y la historia nos muestran que avanzar hacia un nuevo modelo forestal es una necesidad país, y para que este pueda tener resultados eficientes es fundamental contar con una institucionalidad forestal fortalecida e intersectorial (unidades forestales en otros ministerios), como también instrumentos de manejo forestal que sean integrales, flexibles y acordes a cada realidad territorial. Hoy, el sector forestal debe contar con una de las legislaciones más desactualizadas del país, y eso debiera preocuparnos. Es urgente que exista apoyo de todos los sectores políticos para poder impulsar cambios que hoy son muy necesarios en el sector forestal. Un gran avance para ello sería contar con un servicio forestal público que sea capaz de enfrentar este desafío, y por supuesto cumplir con los compromisos del programa de gobierno de crear una nueva ley de fomento forestal y modificar la Ley de Bosque Nativo. También se le debería dar aplicabilidad a políticas nacionales de gran relevancia, como la de desarrollo rural y ordenamiento territorial.

AIFBN realizando asistencia técnica en planes de manejo

¿Cómo ven la aprobación de la Ley que permite la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) pensando en el futuro del bosque nativo?

Desde hace bastantes años hemos expuesto públicamente nuestra postura sobre este proyecto. Mientras la conservación de la naturaleza se vea de manera sectorial, las amenazas que sufren nuestros ecosistemas no se verán reducidas. Antes de haber creado este servicio se tuvo que haber hecho mejoras significativas a la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente y al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, que a juicio de muchas personas solo se han focalizado en compatibilizar proyectos de inversión en desmedro de la naturaleza. En el Ministerio de Medio Ambiente, los proyectos que se evalúan deben ser visados por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad, donde generalmente el ámbito económico prima por sobre lo social o ambiental. En estas instancias, el Ministerio de Medio Ambiente no tiene el peso político para sobreponerse al Ministerio de Obras Públicas, de Energía, Economía o Minería, lo que se ve reflejado en la gran cantidad de proyectos aprobados que erosionan áreas protegidas y ecosistemas nativos. 

Creemos que el SBAP no integra la gestión de las áreas protegidas y de la biodiversidad con el necesario desarrollo de las comunidades rurales. Las áreas protegidas no deben verse como elementos aislados del territorio, es más, el territorio no debiera verse como un conjunto de fragmentos en los que hay algunos de los que debo preocuparme, mientras que en otros pueda hacer lo que guste. No vemos una armonización y modernización en la mirada de conservación, y nos preocupa de sobremanera que se traspase la pobreza de un ministerio a otro.

A pesar de que a ratos el debate se tergiversó y terminó transformándose más en una pelea gremial que en una discusión técnico-política. Nos sentimos tranquilos(as) porque dijimos lo que nadie decía de este proyecto, lo incómodo. De nuestras observaciones surgieron varias indicaciones que permitieron eliminar desaciertos en el texto inicial del Proyecto. El SBAP no se hace cargo de todos los problemas que hoy enfrentan los bosques nativos y formaciones xerofíticas, y las amenazas siguen más vigentes que nunca. Por ello, nuestro compromiso como AIFBN está en seguir incidiendo y contribuyendo para que el Estado se haga cargo y realice cambios que sean realmente significativos para mejorar y proteger a nuestros ecosistemas.

¿Cómo buscarán incidir en la discusión territorial y parlamentaria para las futuras políticas públicas medioambientales relacionadas con el bosque nativo?

La AIFBN es una organización que se visibiliza gracias al voluntariado de sus socios(as) y el significativo trabajo que realiza nuestro equipo. Gracias a eso, podemos tener representación en distintas mesas de discusión forestal/ambiental, como el Consejo de Política Forestal, el Consejo Consultivo de la Ley de Bosque Nativo, la Mesa Ciudadana de Cambio Climático y la Mesa de Integridad Forestal. Tratamos también organizar charlas o webinar para acercar el conocimiento forestal a la ciudadanía, y así se comprenda de mejor manera la razón de la actual condición de los bosques nativos y formaciones xerofíticas. Asistimos a comisiones parlamentarias y participamos en actividades de organizaciones, servicio público y centros académicos que nos invitan para dar nuestra opinión sobre diferentes materias del sector forestal. 

AIFBN ingresando solicitud ante Contraloría para defender formaciones xerofíticasEste año se cumplen tres décadas desde el surgimiento de la AIFBN ¿Cuál es el mensaje o legado que sienten que más ha impactado respecto del cuidado y/o protección del bosque nativo?

Junto con CODEFF, la AIFBN es una de las organizaciones ambientales más antiguas de Chile. La pregunta es difícil porque cada acción ha tenido un impacto significativo, no solo a nivel político, sino que también a nivel humano, donde hemos trabajado con muchas comunidades. Sin embargo, por lo que más somos conocidos(as) es por nuestra activa participación en la discusión de la ley de bosque nativo en Chile, la que tardó 16 años en ser promulgada al haber una feroz resistencia de los sectores productivos. Sin dudas que ese fue un tremendo hito para la naturaleza en Chile. Con esta normativa se pudo contar con un instrumento público exclusivo para la protección, la recuperación y el mejoramiento de los bosques nativos y formaciones xerofíticas, para así asegurar la sustentabilidad forestal y la política ambiental. A través del manejo forestal sustentable, no solo se iba a contribuir a la conservación y preservación de ecosistemas forestales nativos, sino que también se impulsaría el progreso social y económico de las comunidades rurales.

No obstante, este instrumento no tuvo los resultados esperados. A 15 años de promulgación (2008), desde distintos sectores se han realizado diagnósticos y evaluaciones para determinar los resultados de su aplicabilidad, como también identificación de aspectos que es necesario mejorar para tener un mejor funcionamiento de la Ley y sus reglamentos. Hoy se sabe que hay que hacer adecuaciones a este instrumento, y es un compromiso del actual gobierno. 

Otro hito significativo es que a partir de un proyecto de certificación de leña que desarrolló la AIFBN se crea el Sistema Nacional de Leña, el cuál hoy es administrado por el Ministerio de Energía. Muchas veces hemos escuchado como se sataniza el uso de la leña porque degrada a los bosques. Sin embargo, eso ocurre cuando la leña se extrae sin criterios de manejo, es decir, mediante cortas ilegales. También hay que hacer el alcance que este recurso es al que tienen acceso las familias más vulnerables del país, y la utilizan para solventar una necesidad básica: calefaccionarse. Con el proyecto que inicia la AIFBN se logró que pequeños(as) productores(as), propietarios(as) y campesinos(as) pudieran comercializar su leña con bajo contenido humedad a un mejor precio. Esta leña era obtenida mediante un plan de manejo, la que contempla extracción del bosque sin degradarlo, permitiendo que éste se regenere. Al ser certificada, quiere decir que tiene bajo contenido de humedad, lo que implica que contamina menos y calienta más, es más eficiente. Esto nace desde la sociedad civil, y hoy es administrado por el Estado.

Dentro de los hitos más recientes, me gustaría destacar el histórico dictamen de Contraloría General de la República (CGR), el que declaró incompatible la autorización de planes de manejo de corta de bosque nativo para recuperación de terrenos con fines agrícolas, producto de un informe presentado por la AIFBN. También que el año 2022 presentamos un nuevo requerimiento a CGR para proteger las formaciones xerofíticas del país, el cuál fue acogido positivamente por la institución. A pesar de que hemos contribuido a que se reduzcan las amenazas que atentan contra bosques nativos y formaciones xerofíticas, no nos damos por conformes. Hoy hay demasiados desafíos y temas relacionados al sector forestal/ambiental que están pendientes, y es necesario que como organización de la sociedad civil estemos presentes para aportar y transmitir la experiencia que hemos acumulado en estos 30 años. Estamos enfrentando un escenario complejo si contemplamos la crisis climática y el escenario político, pero esa misma complejidad es lo que nos sigue motivando a seguir como AIFBN.

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