Análisis histórico

Las claves para entender el conflicto entre Azerbaiyán y Armenia, el enclave de la rica zona del Cáucaso

Las claves para entender el conflicto entre Azerbaiyán y Armenia

Para entender el actual conflicto armado entre Azerbaiyán y Armenia por la zona de Nagorno Karabaj” -autoproclamada República de Artsaj-, hay que remontarse a 1918, cuando ambos países se declararon independientes del Imperio Ruso. Décadas más tarde y debido al ascenso de la Unión Soviética, estas dos naciones fueron dominadas y refundadas como la República Socialista Federativa Soviética Transcaucásica para luego independizarse y separarse otra vez con la caída de la URSS. 

En este contexto, ¿cuál es el origen del actual conflicto bélico entre Azerbaiyán y Armenia? “El conflicto tiene su origen en la errática política soviética en la zona del Cáucaso, que precisamente dejaba ciertos enclaves o regiones como forma de mermar intentos nacionalistas que afectarán su poderío y hegemonía”, explica Sebastián Salinas, académico de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. Cabe destacar que “Nagorno Karabaj”,  se encuentra en territorio de Azerbaiyán, pero está habitada mayoritariamente por armenios.  

Al estar siempre en conflicto, la población de esta zona fue afectada por una seguidilla de conflictos armados, incluidos una guerra (1992 a 1994), que finalizó con un alto al fuego que no ha solucionado las tensiones existentes.

“La tensión y conflicto armado en Nagorno Karabaj es muy importante por su ubicación estratégica debido a la futura explotación de gas y petróleo que se planea en el Mar Caspio, donde la salida de gasoductos y oleoductos a través de esta área es la alternativa más rápida para llevar los productos al espacio mediterráneo, sin pasar por dominio ruso”, explica Salinas. 

Efecto dominó 

Según el académico, las consecuencias e impacto de este conflicto armado puede reavivar tensiones que siempre han estado presentes en la zona y activar la dinámica de “ayudar al enemigo de mi enemigo”. Un ejemplo es Turquía, país que apoya a Azerbaiyán no solo por cercanía de etnia o religiosa, sino que también por la tensión que sostienen con Armenia debido al no reconocimiento de los turcos del llamado “Genocidio Armenio”. 

En esta dinámica, Armenia cuenta con la cercanía de Grecia, que tiene tensiones con Turquía producto de la división de Chipre en 1974, y la tensión actual sobre el mar chipriota, fuente de gas y petróleo aún no explotada del todo, entre otros. 

Asimismo, Irán apoya la postura azerí, pensando en que de esa manera no se aceptaría un nacionalismo en su propia provincia de Azerbaiyán. A lo que se suma, el problema de Siria, y la preocupación por el crecimiento o caída de la influencia rusa. “El Cáucaso va a seguir siendo una fuente de política internacional importante en gran parte del siglo XXI”, afirma Salinas. 

Con todo, el académico no vislumbra una solución fácil o pronta al conflicto armado. “Ninguna solución dejaría a todos los actores conformes. Una situación así mantiene en tensión varias cuestiones de relaciones internacionales en la zona pues afecta el flujo de comercio, genera especulación además de posibles caídas de mercados. Pero sobre todo, puede afectar de una u otra manera la distribución de gas y otras fuentes de energía del área, que cada año que pasa se vuelven más relevantes e importantes a nivel mundial”, finaliza.

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