Desde hace cuatro años que el profesor Miguel Castillo, investigador del Laboratorio de Incendios Forestales de la Universidad de Chile, a través de charlas y más de 20 artículos universitarios, contó que viene advirtiendo a la autoridad la necesidad de endurecer la legislación vigente e invertir en prevención. Sin embargo, sus palabras cobraron fuerza este último mes luego de la ocurrencia de los megaincendios en la zona central de nuestro país, con más de 100 mil hectáreas consumidas por las llamas y que, según la Onemi, con un desolador balance de tres fallecidos, 142 damnificados, 158 albergados y 81 viviendas completamente destruidas por los incendios.
“El viernes pasado me reuní con Meteorología para ver justamente el tema del aumento en la intensidad de los incendios forestales. Lamentablemente, no es un tema que se va a calmar, sino que se va a incrementar en febrero. Estamos ante una condición meteorológica muy extrema y la situación va a ser aún más grave. La condición de peligro va a aumentar”, aclaró el profesor Miguel Castillo en conversación con Publimetro. El investigador en 2013 escribió el artículo “Los incendios forestales en Chile un problema permanente y creciente“, donde justamente hace un análisis general de nuestra realidad frente a los incendios forestales.
Según el profesor Castillo, pese a que los incendios forestales, desde una mirada histórica, no han sido abordados como prioridad país, tampoco se puede acusar a las autoridades por no prever la actual catástrofe. “Ha habido esfuerzos en dotar infraestructura, pero claramente faltan más recursos. En esta situación actual no se puede acusar al Gobierno, porque lo que ha ocurrido es que estamos frente a una condición más extrema que hace 15 años: el pasto está muy seco y disponible para el encendido. Por tanto, como las condiciones han cambiado por el cambio climático, se requiere evaluar nuevamente este tema”, explicó el investigador.
Cabe precisar que actualmente hay 2800 focos de incendios, pero según el profesor Castillo, no son más que los generados en años anteriores. “Lo que ha pasado acá es que por la condición extrema de peligro, van creciendo y son fuegos más intensos, que cuesta mucho contenerlos y que superan todos los esfuerzos”, dijo el experto.
De hecho, según el investigador, lo normal en un incendio forestal, es que el avance de las llamas se produzca en 3,2 hectáreas por hora. Sin embargo, en los últimos megaincendios, debido a las condiciones climáticas extremas de humedad baja, calor extremo y vientos, se ha registrado un avance de las llamas superior a las 500 hectáreas por hora.
“Ante esta situación, los tiempos de respuesta son claves. En estos casos tan extremos se requiere un mayor tiempo de respuesta, como la posibilidad de contar con una ataque inicial con aeronaves de combate de las llamas en forma simultánea en los focos de incendio. Sin embargo, no tenemos esa capacidad. Eso evitaría una propagación como lo ocurrido primero en Valparaíso y luego en Pumanque”, aseguró.
Prevención
Según el profesor Castillo, en cada temporada estival Conaf solo destina un 7% del gasto presupuestario anual para las campañas de prevención de incendios forestales. De hecho, esta asimetría en la proporción del gasto y los extremos esfuerzos en administrar los recursos disponibles para la temporada de incendios, lleva a que todos los años “deban plantearse mejores estrategias para la protección y defensa, tanto de los recursos naturales renovables como también de la población que coexiste en estos territorios”.
“Ha habido recursos para el combate, pero no para la prevención. Esa es el área más débil, no se ha abordado el tema desde el punto educacional. Tampoco vemos que estos esfuerzos en materia de inversión vayan en paralelo a una modernización de la legislación vigente en materia de incendios”, explicó el investigador.
De hecho, un factor relevante en la ocurrencia de incendios, es la intencionalidad o premeditación. Castillo planteó que es necesario procurar una mejor regulación del uso del fuego en terrenos rurales, como también en el endurecimiento de las sanciones a los responsables de actos vandálicos y piromanía que acentúan aún más la gravedad del problema de los incendios forestales en épocas de verano.
“Tenemos una legislación muy precaria, es la más rústica de América Latina, superándonos varios países, y eso que somos un país forestal. La gente es detenida, tiene una condena de 541 días de pena remitida, pero prácticamente pasa a ser una falta y si son menores de edad la pena es sobreseída”, puntualizó Castillo.
En relación a las críticas por falta de aviones para combatir el fuego, Castillo advirtió que Chile es un país topográficamente complejo, por lo que no sirve cualquier aeronave. “Algunas aeronaves no pueden meterse en los sectores más cordilleranos y quebradas. Lo más apropiado son los helicópteros con un balde, ‘helibalde’, que transportan 500-600 litros, y que pueden combatir el fuego en sectores inaccesibles”, dijo.
En conclusión, el investigador explica que si bien las aeronaves son necesarias, son sólo un complemento para combatir las llamas y que es aún más relevante el trabajo en tierra, con pala. “Es decir, que los predios cuenten con cortafuegos o zanjas, y que se enseñe a la comunidad a evitar incendios forestales. En conclusión falta una cultura preventiva y un mayor entrenamiento de cómo manejar los bosques”, recalcó.